Especie de crónica que no se publica en el libro.
Se me olvidaba una vieja historia que me contó "El Embrujado" acerca de las ondas hertzianas y las pesadillas como parte de los sueños que los humanos tenemos debido a algún percance que pudo producirse a propósito, o por esas coincidencias que se presentan en la vida de las personas, y de las cuales se despiertan asustadas, o como le puede pasar por su estado mental por el stress, el cansancio, el surménage a que ha sido inducido por otros, que a veces es común y las gentes no se dan cuenta, pero el que la vive sí, y he ahí el desface sicológico en que se puede caer en esos abismos insondables de los lavados de cerebros, donde el miedo que le genera una situación, lo pueden llevar a la locura, o a la muerte. No tanto hasta allá, pero se pierde el sentido de la vida porque al entrar en esos estados mentales su pensamiento se ve comprometido. Por eso muchas veces hay que perdonar a los loquitos, porque es probable que otros los estén presionando mediante su spiquis y amenazas en grupo, y que por estos tiempos son tan comunes en una sociedad enferma como la nuestra. Todo cabe dentro de la posibilidad de la realidad en algunas personas, más que a otras. En estados Unidos y en Europa se usan recursos tecnológicos con las ondas hertzianas para espantar roedores, o cierto tipo de insectos indeseables, a determinadas frecuencias, que solo estos las captan, en donde los decibeles solo estos los escuchan a distancias muy cercanas, y que ejercen su radiación, en donde los demás no escuchamos; así como se dice de los animales que parecen saber en qué momento va a suceder un temblor o un terremoto, y los sensores terrestres cuando los reflejan, no dan tiempo para prepararse para estos eventos de los sismos de la tierra, o la erupción de un volcán, pero ellos sí están alertas. Incluso en los colegios los planos electrónicos para hacerlos, se enseñan desde hace años como lo fueron en los INEM de Colombia en otros tiempos. En mercado Libre se venden estos tipos de aparatos para espantar roedores y varios tipos de insectos. Según entiendo eso lo leyó "El Embrujado" en unas revistas españolas que se vendían muy bien en Colombia, y que habían quedado en este país antes de aparecer el Internet, pues siendo de segundas, eran importadas, y que fueron buen negocio porque en esos centros, y locales comerciales, se vendían por montones. Ahora, imagínese que Ud. sea un "Conejillo de Indias" y hasta donde viva y vaya, tal y como aconteció con el personaje que me ha contado sus historias, en el que todo el mundo sabe quién es, menos él, porque para los que están con sus rumores en las calles, es otro; y muy sutilmente lo están amenazando hasta por el Internet. Mueven sus lengüitas, hacen sus teatros ladinos, y dentro de la tecnología que hoy existe, otros aparentando los yo no fui, sabiendo cómo piensa, van organizando sus complots del día a día, en el que las ondas hertzianas son usadas a su acomodo de diferentes maneras.
Resulta que según entiendo por sus leves conocimientos de electrónica y lecturas de planos, estas revistas le abrieron otras ideas sobre el manejo de estas tecnologías con fines particulares, así como le sucedió en otro país, donde le tocó valerse de estos conocimientos para sobrevivir. Antes en el Lago Timiza en Bogotá cuando el trabajo de esos lavados de cerebro lo pusieron a escuchar voces, y después de regresar de Venezuela.
- ¡Cof! ¡Cof..!
Disúlpemme que en esta historia que estaba contando me acordé de otra. En el teatro Nelly que quedaba por la Carrera 3a. entre calles 16 y 15, por los años en que hubo una Huelga en el colegio de San Simón, hubo un incendio en que casi se muere con su mamá. Mientras dormían, hubo gritos que los despertaron. Cuál no sería su susto, en el tercer piso de aquel apartamento que daba con las ventanas a la calle, porque casi no podían respirar. Todo el apartamento estaba lleno de humo sofocante, que los obligó a buscar directamente las ventnas, para abrirlas, y saber qué pasaba, pues los gritos que escuchaba eran desesperados. Imaginese Ud. en esos apartamentos que hay ahora en estos tiempos, que además de ser muy pequeños, alguien apresuradamente, y que alcanza a ver la sombra femenina corriendo apresuradamente, y entonces el olor impregnante del gas de cocina le penetra hasta los pulmones. No puede dormir, y así dura un día, y como no se consigue al administrador, busca quén le ayude. Y afortunadamente, como siempre sucede, siempre hay una mano amiga que le ayude. Y entonces se acuerda cómo gritaban las gentes desde la calle:
- ¡Salgan! Salgan de ahí!
- ¡Bájense! Decían otros.
Por fin pudimos respirar, al abrir las ventanas, y sentir el aire fresco. El año anteior veníamos de otro susto parecido en que con mi señora madre, tuvimos que salir desde un cuarto piso de otro edificio, y que todavía existe. El Edificio Cecilia, que está sobre la calle 16 entre carreras tercera y cuarta. Casí toda una cuadra de casas viejas, se incendio, y como medida de precaución tuvimos que salir de ella, y yo con una jaula de un azulejo que teníamos, para evitar que de pronto el fuego trasspasara el edificio, amenazando su estructura, porque las llamas estaban muy bajas, y se habían extendido hasta el edifico del hotel Raad que todavía existe, y en donde funciona un centro comercial famoso de Ibagué, y que según mis cuentas, porque en esos tiempos solo oíamos La Voz del Tolima y Ondas de Ibagué; y que creo fueron manos aviesas con el fin de hacer desocupar dichos inmuebles. No sé. Allí no fue tan impresionante dicho incendio, porque fue rapidemente controlado por los bomberos. No así como el que estoy contando, pues estábamos confundidos mi mamá y yo, tanto así, que al dirigirnos a la puerta del apartamento para salir y bajar por las escaleras, los pasadizos anchos de las cosntrucciones del final de la década del sesenta del siglo pasado, no pudimos bajar. Creímos que las llamas partían de la entrada de la primera planta de dicha sala, y que también era compartida por la de los apartamentos. Queríamos evitarnos, llegar al cuarto piso, porque la señora que vivia allí en un apartamento hecho sobre la terraza, tenía un perro pastor alemán que parecía muy bravo. El susto de ver como el humo cubría todo el area de las escalers con sus pasadizos, más el calor sofocante, nos hizo retroceder y buscar la terraza. Así nos dimos cuenta del peligro en que estuvimos, porque nos dimos cuenta que aquellas viejas construcciones en donde tenían locales comerciales, y entre ellos los de una droguería, y al lado del edificio que comento, existía el edificio de una fotografía, cuyos hijos del dueño, creo cursaban estudios en el colegio Cisneros o San Simón, pues eran los más preferidos de esos años. El perro pastor, del susto se había arrojado al otro edificio, y en compañía de la señora que era una especie de administradora, se encargaba de manejar la venta de los dulces y las galguerias en aquel teatro. Al poco tiempo, y tal vez me equivoque, sobre el lado del hotel Lusitania, funcionaría un café muy famoso con el mismo nombre; y aquel incendio desesperante en que nos vimos comprometidos las dos familias que vivíamos allí. .


Comentarios