Mis imaginarios particulares.

Especie de crónica no editada para el libro.
Facsimil de correo llegado a la cuenta de un Embrujado

Si cualquiera se toma la molestia de mirar y revisar mis blogs, se encontraran con que el de "Bogotá y su gente de Colombia" uno que comencé a publicar hace años, la plantilla fue manipulada vía virtual, en esos extraños trabajos que en su tiempo a "El Embrujado" le pasaba lo mismo, ya que cuando quería escribir algo sobre la historia de esta ciudad en donde vivió más de la mitad de su vida, el hacker le dañaba todo. Tuvo entonces que acudir a los pocos conocimientos que tenía en aquel momento, para idearse la forma de que los siguientes que escribiera, los navegantes de la web los pudieran seguir leyéndo debido a que el blog solo dejaba ver la primera página, y no los siguientes. Y algo que siguió durante mucho tiempo. Una sutil manera de tener a otro constreñido vía web, seguramente cambiándole la plantilla de html, como si su imaginario particular fuera de familia, o de algún otro familiar que lo conoce muy bien, de algún legado oculto, o fuera un esclavo de esos tiempos lejanos de la violencia de los años 50 del siglo pasado. Un imaginario particular que también lo hace por las calles sin darse cuenta, e incluso donde según me dijo a donde ha vivido. Y hasta lo mantiene amenazado de diferentes maneras con sus trabajos sicológicos de amedrentamiento, desde robos y hechos que suceden en la vida real utilizando a sus esbirros. Cosa rara, en un país de libertades. Todavía funciona así. Una sutil estrategia en la que desde que comenzó a publicar por internet, fue aprendiendo cómo su imaginario lo conocía muy bien, y pretendía apabullarlo con sus conocimientos de hackeo. Lo hace, y bloquea cada rato las páginas que publica, y los libros que los mismos míos, en la Oficina de Derecho de Autor fueron vetados por algunos de esos imaginarios que han vivido de sus trasfugadas, y que lo hicieron ilegalmente hasta que durante un buen día se dio sus mañas, para que un ingeniero de sistemas de esa institución, se adentrara dentro de su P.C. disimuladamente haciéndose el de yo no fui, para hacer creer que quería saber sobre la información que tenía este, y luego de mas de doce años en que los libros pudieron ser pirateados, y seguramente preparando delitos a largo plazo, como ese viejo refrán chino, de que para triunfar, siempre hay que esperar. Y es que en todo ese trayecto fue contando lo que sucedió en su vida, como si en realidad fuera un delincuente, porque en las condiciones mentales que estaba, le hacían creer que lo era. Un trabajo que comenzó de niño con amigos que aparecieron en su vida, y que si quisiera a muchos de ellos los podría colocar de testigos. Los que están vivos, claro está. Un largo manipuleo sicológico debido a que según estos, siendo autista por algún trauma o algo que desconocía, habían encontrado a alguien con el cual podían usar para otros finés, pues creían que era un ido mental fácil de enredar. Su cercanía con este grupo de amistades con los que aprendió temas que vislumbraba tras los libros que leía y disfrutaba, supo que existían otros mundos. Pero algo raro pasaba. Era una falta de autoestima, a pesar que fue conociendo nuevas amistades, y otros universos que contrastaban con la mayoría de los que trató, tras las aparentes amistades, estaba el manipuleo sicológico, y las formas de desestabilizar a una persona. Pero no sabía por qué. Algo que con el advenimiento del internet, y al querer investigar, este mundo estaba vedado para este. Antes, lo habían enloquecido con sus tácticas sibilinas y su universo que pareciendo surrealista, era cierto, como si las vivencias de los bajos mundos, lo quisieran afectar sin siquiera estar metido en esos entuertos; y sin embargo; según entiendo, lo juzgaban muy diferente a lo que demostraban. Y lo peor, cuando más de uno urde su muerte, o su desquicie sicológico, la calumnia y el amedrentamiento son las peores desgracias que le puede suceder a una persona, y así se encuentra con imaginarios que quieren satisfacer sus pretensiones porque sí. Esta en medio de lenguas voraces y cómo si viviera en el mundo de Samsa de Franz Kafka en "La Metamorfosis" aquel personaje que un día se despierta convertido en un insecto. Así es fácil presa de todo un conjunto de villanos que se quieren ganar un premio. Y lo que comenzó como un juego de niño, en la adolescencia y en lo que siguió, era como si hubiera una extraña marca, que nadie le dijo, pero que lo vislumbraba, y mucho más, cuando personajes siniestros lo pretendían apabullar mediante atracos y manipuleos sicológicos. En un café Internet, cuando quiso publicar un libro de poesías que tenía, comenzó una nueva pesadilla por lados del Olaya Restrepo. Solo recuerda que lo que escribía, y trataba de publicar en word mediante una memoria de disco, a pesar que lo intentó varias veces, siempre quedaba en la poesía 11 como si fuera una marca de esas que llaman de gendarmería o de policía, mejor dicho. Y lo pensaba así, porque cada día que terminaba de estudiar todo lo relacionado con el Internet y lo que quería hacer con el libro que tenía en papel, siempre se aparecía un agente fisgoneando. Y según me contó aquel "Embrujado" le venía sucediendo desde muy joven, desde que llegó a vivir en aquel barrio, que en alguna ocasión un droguista en la esquina de la calle 22 sur con Primero de Mayo, en una ocasión que fue a comprar unas pastas para la amebiasis que tenía, le dio unas pastas que le bajaron la tensión arterial, y así le tocó devolverse a toda prisa adonde el farmaceuta, porque creyó que algo andaba mal, y mucho después de tomarse la respectiva tableta.

- Qué pena le dijo. Me equivoqué. Esas pastas que le dí, son para la tensión. Tranquilo, tómese algo caliente. Un café con leche.

Situaciones extrañas que le fueron sucediendo en aquella casa que se ha vuelto popular entre los que han leído los blogs, de aquel personaje ficticio, como si las autoridades desde joven, lo tuvieran en la mira por alguna marca de nacimiento, que a veces cree que se parece a la novela de "Cien años de soledad"  de nuestro nobel García Marquez, cuando nace un bebé con la cola de marrano, en medio de aquel final que a todos nos conmueven, pero que por otras historias que me contaban aquellos amigos, que eran hijos de imaginarios, en la universidad que estudio varios años, le decían que se refería a los judíos conversos de Isabel La Católica y Fernando VII que hicieron que apostrofaran de su fe, y los obligó a convertirse a la religión Católica con el fin de que pudieran vivir con los suyos. Así comenzarían otros traumas, mientras le enviaban mensajes en las calles haciéndole creer de que era un subversivo, o algo parecido, o peor, una persona importante; ya cada que pasaba o iba a pasar algo, siempre le informaban antes por las calles de lo que iba a suceder, para así crearle la zozobra, y doblegar sus nervios que quedaron expuestos por traumas vividos, y por las lengua de esos personajes que podían hipnotizar a cualquiera. Hay que decir, según me comentó hace mucho más de 30 o 40 años, que solo había conocido políticos de joven, y otros que después supo que eran ladrones, y cual más como si el rumor al estilo de lo que sucedió en La Segunda Guerra Mundial estuvo su nombre y su vida en esos laberintos intrincados donde figuraba, o creía que estaba en los archivos secretos, a cuenta de otros. El lo pensó así, y yo estoy seguro que sí, por más ficción que haya sido. Una marca que solo conocimos a través de los años de su vida. Parecía ser una ficción porque cómo podría pasarle tantas cosas en su vida, porque era lo mismo que le pasó a los judíos en la guerra en Europa. Algo parecido a lo que sucede con los  chivos expiatorios, o lo que  acostumbran hacer los delincuentes que vulgarmente los llaman ganchos ciegos. Y según entiendo en las últimas peripecias de sus días en "La casa Embrujada" también conoció a uno de esos brujos que siendo pastor de una iglesia  en una ocasión lo hizo casi hasta llorar, mientras rezaba en nombre de su Dios, y que en en realidad parecía un timador que quería hacerle creer que las varillas de titanio que tenía en la columna vertebral, con sus rezos se desleirían, y luego que su hijo lograra un anhelado empleo, y después que le hizo unos trabajos de albañilería de una casa que no era de él, si no haciendo favores a costillas de otro, y a quien conoció en San Victorino, y que con sus ayudantes se llevaron algunos corotos. Y eso que, según me contó "El Embrujado" no creía, por que como en aquella película de James Bond o en las novelas de Ian Fleming "Solo se vive una vez". Así lo enloquecieron varias veces, mientras lo trataron de matar disimuladamente a punta de sustos y atracos. Con los años supo que había un extraño estigma donde lo querían loco o muerto, y como si desde lo alto alguien, o algunos, lo tuvieran en la mira, y con sus lenguas y rumores bien afiladas para contar historias que no eran suyas, sino de otros. Creyó que era un familiar, y sin embargo no podía entender que fueran tantos por donde fuera, como en esas cofradías que existieron en la edad media,  e incluso llegó a conocer las técnicas que usaban con las nuevas tecnologías, y que luego de la  operación que le hicieron en la columna vertebral en el hospital de la Hortúa, en medio de la somnolencia escuchaba voces que parecían ser lo más probable, provenir de la cocina de aquella institución, reforzando así, lo que le había pasado en la vida real con el Delirium Tremens. Lo querían loco. Al darse cuenta que las voces provenían de un pequeño transmisor que le colocaron entre las vendas donde le aplicaban el suero, se lo quitó, y trató de esconderlo; pero una enfermera acuciosa que se dio cuenta se lo rapó sin más ni más.  Tuvieron que pasar algunos años para entender que adonde iba, alguien lo estaba vigilando, si trataba de escribir o publicar por la web, lo bloqueaban en los muchos cafés de internes que afloraron por Bogotá, e incluso comenzó a conocer gentes de calles que vivían de sus oficios, vendiendo libros en los buses o en las plazas de mercados porque las artesanías que fabricaban ya no le servían para nada; y así siguió recorriendo  todo Bogotá haciendo otro tipo de trabajos, vendiendo libros en los buses y en los pueblos cercanos. Y sin embargo, al elucubrar sobre lo que pasaba a su alrededor todos los amigos que conoció parecían ser unos hijos de estos imaginarios, y otros que sí lo eran, y además con el tiempo parecían que se conocieran desde antes, como cuando alguien hace parte de esas cofradías que digo,  y solo lo supo con Memín un amigo, cuya mamá luego de pensionarse en una notaría famosa de Bogotá, terminó trabajando en una de Soacha, y a quien en una ocasión que fue a llevarle a su papá unos papeles de una diligencia que le hizo, se dio cuenta que se conocían sin este saberlo, y muy a pesar que por su conocimiento de sus 4 años de abogacía, un exmagistrado le había dicho que todo no se podía con dinero, luego que le ganó  un pleito judicial a este, mientras parecía hacerle favores a un familiar suyo, según parece, para que lo enredara más, y lo desquiciara. Sin embargo las marrullas fueron cambiando, y hoy con las nuevas tecnologías, aquel imaginario no entendía el por qué aquel complot. En Ibagué era otro tipo de trabajos, un poco diferentes pero parecidos. Según me dijo en una ocasión, al llegar comenzarían con otras nuevas pesadillas, y antiguos amigos de un colegio aparecieron en su estancia, y vendedores de calles, truculentos mecánicos, y pensionados, como si en verdad fuera un enemigo. Y no, nada de eso. Por lo último que he sabido, se dedicó a contarme sus historias, y eran como si otros fueran guardando los blogs que escribía,  bien organizados, que hasta sabían de las nimiedades que decía, y de alguna manera trataron de asustarlo cuando en Bogotá sucedió algo extraño, y una vecina fue a decírselo, como si el tuviera parte de aquel complot contra el gobierno. A mi todo eso me huele a raro, pero que las mentes del hombre pueden con todo, con tal de encochinar a otro. Y siempre con el  mismo cuento. Cuentos de marrulleros para tirarse a otro, para que lo maten, mientras ellos se lavan las manos. Andaban ahora calumniando por las calles, luego de varios atracos que tenían relación con mercancías que había comenzado a sacar a crédito, y en medio de sustos, fuera de los que vivió en su misma casa, aparecieron amigos de antaño, y entendió algo más. Seguramente sería de lo peor, que hasta en una ocasión que viajo a Bogotá hasta un curita viajó junto a este en la misma silla suya, y como si en realidad le fuera a dar un sermón, comenzó a darle lecciones de política, como si fuera un subversivo de la peor estirpe y luego de mas de 60 años sobreviviendo del rebusque fabricando artesanías  y vendiendo libros por las calles, era muy probable que alguno sabía que iba a viajar a esas horas, y hubiera buscado quién de su cofradía lo iba a hacer, y así apareció de último al comenzar el viaje. con silla separada y todo:
- ¡Zuape!

La perorata, larga y tendida. Ahí le tenían a la persona indicada, y siempre con los mismo cuenticos de historias de más de 60 años, y solo porque mantenía informado de lo que sucedía en un país. Eran gentes sin oficio que lo tenían marcado en esos laberintos de poder,  haciéndole el favor a otros Que estaban tras bambalinas untándoles las manos. Y se lo gritaban también por las avenidas, lo mismo que hicieron en Bogotá en donde le arrojaron ladrones para matarlo, y en donde en más de una ocasión le quitaron el plante como queriendo que siempre anduviera así. Y luego de más de diez años de tragedias y de amenazas, lo mismo que le sucedió en Venezuela cuando fue a recibir el primer trabajo en aquel país en "Los Corsarios de Catia La Mar", la Guardia Nacional de aquel tiempo, se apareció aparentando un allanamiento, cuando en realidad había llegado a tomarse aquella urbanización por su cuenta, haciéndole creer que era un fugitivo de este país. Da hasta risa semejantes payasadas. Estaba marcado en su propio país, y así resultó pagando los platos rotos en otra nación, y sin saber por qué. Extraños trabajos de psicología, y donde lo que escribió se lo iban repitiendo como si fuera un bandido, y lo fueron acercando a donde vivió hace años, como si  familiares de poder, o alguien que lo conocía muy bien, aplicando su sicología barata, hasta que oyó por las noches amenazas sibilinas y gritos amenazantes. Y también vecinos acuciosos como si con eso no sólo lo amenazaran, sino que de paso le hacían su lavadito de cerebro, e igual a lo que hicieron en el barrio Centenario, y muy cerca del Quiroga, durante años de años. Atracos tras atracos muy anormales, como si los ladrones fueran informados cuando iba a comprar algo fiado. Y entonces así supo que lo tenían hackeado, y que era probable que muchos correos podían ser falsos como el anterior con el que comienza este blog, y a sabiendas que desde un internet desde Tigo de Pereira alguien lo pudo estar hackeando por Facebook, porque tras un día de insistir para encender el PC, decidió formatearlo, y luego de revisar varias veces el Windows que figuraba en esta plataforma, era el suyo, y aparecía como si estuviera allá en dicha plataforma en dicha ciudad, y es probable que lo estuvieran haciendo desde otro lado para algún fin, y que su dirección IP de su computador, otro lo pudiera usar para enviar mensajes de los que utilizan las grandes empresas para robar datos y enmascarar los suyos cometiendo ilegalidades, o alguien que trabajaba en Tigo, según parece, y así enmascarar muy bien sus delitos. Si, en Pereira alguien usaba su Facebook, y  que  desde esa ciudad e Ibagué tenían una íntima conexión, donde si quería cambiar su rutero tenía que hacerlo mediante llamada telefónica, mientras que en otras regiones lo podía hacer libremente, y así como Pilatos podían lavarse las manos creando zozobra y miedo, o solamente para crear la angustia. Lo de María del Carmen comenzó a rondar por su cabeza. Parecía ser desde el mismo Tigo que lo pudieran tener hackeado o vigilado, u otro prevalido de su hermetismo, o a cuenta de algún secreto en particular, abusando de sus prerrogativas. En qué país vivía. Qué clase de avivatos sicológicos hay, pues estos eran tan capaces de hacerle creer que por su culpa otros se morían. Cómo era posible que salieran a calumniar y asustar por las calles, y llegó a pensar que donde llegó, todo lo tenían previsto en medio de sustos y tragedias, pues este no creía en brujos ni en el más allá, por que estos imaginarios eran infernarles. A cuántos habían enloquecido. Todavía no entendía como su papá en alguna ocasión le quiso dar en herencia un apartamento en un conjunto residencial en Fontibón, donde todos eran pensionados de imaginarios gubernamentales. Y siempre con los mismos cuentos desde niño, pues se crio entre familias de agentes del orden. Eran esos lavados de cerebros con que enloquecían a las personas sin ninguna conmiseración, y así comenzó a dudar de algunos amigos que le parecían otros, porque por alguna razón de jovenes se habían acercado a este, y no él a ellos. Hubo un amigo con el que fueron a una reunión estudiantil en Medellín, y luego que casi mueren en medio de un deslizamiento de tierra que hubo donde la carretera se fue casi toda ha las profundidades del río Cauca,  antes de llegar los encargados de vigilar la ciudad, les quitaron sus documentos de identidad con el cuento de que solo se los entregarían cuando salieran de esa ciudad, y que respecto a lo sucedido, ya viejo le pasó en otra ocasión, con el extravío de sus papeles con un hermano medio que nunca se los devolvió cuando estuvo loco, y le siguió pasando incluso hasta hace poco con algunos papeles de unas diligencias que hizo,  donde la registraduría no tenía ninguna información, y así le hizo recordar a un familiar que trabajó allí, y que podría ser un familiar de alto vuelo: "Un detective encubierto". Hubo otro que después de una noche de fanfarria, lo acompañó a su casa, y luego hasta el terminal de buses de aquellos tiempos por la 19 con 4a, y cuando el bus iba en Picaleña, el encargado de manejar los cruces de la carretera para que el tren no atropellara a los buses que pasaban por la Panamericana, no lo hizo; y solo porque la habilidad del chófer que alcanzó a darse cuenta cuando ya aquel tren los iba a arrollar, logró  dar el cabrillazo casi que rozando aquellos vagones del tren, para que los pasajeros se salvasen de una muerte fatal donde afortunadamente ningún carro iba detrás de aquel bus que lo llevaba hasta Prado, a donde también sobrevivió a otros accidentes casuales y parecidos, pensamientos que fue deduciendo después de más de 50 años de haber sucedido los hechos, y que al atar cabos con lo sucedido le pasaron en la vida real a aquel personaje de ficción, y que de no ser así se hubiera muerto sin saberlo, Las vivencias de "El Embrujado" en Venezuela le permitieron abrir el camino de su investigación para contarme sus historias, cuando supo de la existencia de aquella ficción del comisario Rincón, precisamente en El Gran Café en donde Papillón escribió su novela, o si se puede decir, su crónica de vida en Sabana Grande,  en Caracas(Venezuela). Y claro que cuando a alguien le sucede en menos de un año cosas parecidas, se termina pensando mal. O como se afirma en derecho, que tres indicios de sucesos parecidos se homologan a un delito. Pero cuando hace parte de esas guerras sicológicas, las personas se enloquecen, y con el rumor entre las gentes, las acallan, así se haya muerto.  Y al año siguiente, en el mismo sector, en la escuela que allí funcionaba con el nombre de un curita de apellido Flores, o algo por el estilo, un agente decidió practicar tiro al blanco al frente donde se encontraba, mientras los alumnos con los profesores hacían deportes en aquella explanada donde parece que todavía juegan futbol, al otro lado de la carretera Panamericana. El pobre "Embrujado" según me ha dicho, ha tenido que vivir una especie de pesadilla, y como si su vida hubiera sido de película, ahora hay otros que tras bambalinas, lo tienen como si estuviera encarcelado. 
- Qué belleza, les diría este.

Es curioso, los amigos cercanos de la Libre fueron hijos de imaginarios, tenían el derecho a media matrícula por serlo, y también igual de mitomanos se inventaban sus historias a costillas de otros, para justificar sus actos. Pues según entiendo, al regresar a Ibagué luego de 12 años, y de otros 18 o más años, en medio de sus avatares a los que lo tuvieron sometido, iría entendiendo parte de esa realidad, porque lo han perseguido por cada escrito que publicara, y los contara por Internet en medio de amenazas, pues decía que así había sido su vida, y estos imaginarios les parecía que eso era un delito. Y desde mucho antes. Entendió que alguna razón tendrían para hacerlo. 
- Mentiras Frescas, fanfarroneó y alardeó. ¿Entonces es un secreto de Estado? Dijo.

Se acordó de aquellos amigos que frecuentó, y entonces entendió que se parecía a una historia de familia, una vasta familia de imaginarios que habían decidido desde niño hostigarlo. 
- A Ud. no lo conoce nadie, dijo Mentiras Frescas.
- Y si no me conocen, cómo María del Carmen me envía mensajes de cerrajeros desde el otro lado del charco. Quién podría ser, diría este nuevamente.

Afortunadamente el imaginario de "El Embrujado" solo existió  en la ficción, y  cuando salió de su ciudad fue a vivir toda toda una serie percances, sin contar con las escabrosas a las que sobreviró antes de salir de donde nació esta ficción. Algo que no es normal. Un amigo de su papá que trabajaba en el Senado de la República le consiguió el cupo para terminar el bachillerato en el Julio Cesar García de la Universidad Gran Colombia, y que quedaba justo al frente de lo que fue el Departamento Administrativo de Seguridad D.A.S. y a donde ese mismo año fue detenido y acusado de subversivo, cuando en realidad había ido a donde otro amigo a que le prestara para pagar los intereses de un reloj que tenía empeñado en una prendería, ya que por esos días un familiar lo había sacado del empleo porque le pidió aumento de salario, y porque según parece ya esta familia lo consideraba como si no lo fuese. Montajes que uno ve a diario en los periódicos,  pero que a este le sucedieron hace más de medio siglo, y que según entiendo desde su última odisea por el Jordán y otros barrios, ahora en otra época parece que hubiera todo un complot en donde fuera de un atraco, seguimientos y sustos, le vinieron sucediendo desde hace varios meses y que se hicieron frecuentes con el cambio de residencia, como si tuvieran a un delincuente entre manos mediante los trabajos sicológicos de sus esbirros. 

Extraños trabajos en donde para otros resulta siendo como una especie de enemigo. 
- No me lo creo, le dijo después "El Embrujado". 

Qué haría si Ud. recién salido de un hospital, y drogado por la medicina que le dieron los médicos siquiatras de "La Hortúa", comienza a escuchar las voces del  familiar que digo, cuando iba en una buseta para el barrio Chapinero de Bogotá, y que luego de un largo discurso en que lo apostrofaba como lo peor, y donde quedaría casi que hipnotizado, y a quien alcanzó a escuchar cuando dijo:
- Prenda el Casete.

Y así comenzaría la perorata.  Ya para esos tiempos según me contó aquel "Embrujado" sabía sobre ese tipo de trabajos por unas revistas que venían desde España, y que vendía como pan caliente en los centros comerciales, y otros libros que leyó en "La Luis Angel Arango" sobre lo que le sucedió y a lo que sobrevivió con los nervios alterados, crispados, y con la columna vertebral fracturada, y sabía además que las voces que escuchaba amenazantes todavía de desconocidos, eran ciertas; y que cambiaban como si fueran personajes diferentes sin ninguna coherencia, en su cerebro; pero que escuchara voces coherentes de un conocido, en que lo defenestraba y humillaba, no lo eran. Había descubierto otro tipo de trabajos, y que por su condición de tener varillas en la columna vertebral, a determinadas frecuencias y muy cerca, posiblemente desde otro carro que lo seguía por la avenida Caracas a no más de 30 metros, hasta Chapinero a donde iban con otra familiar, hacía parte de esos trabajos de inteligencia muy sutiles y enrevesados, mediante transmisores a determinados decibeles de frecuencia, podía escuchar dichas voces, mientras los demás no. Una tortura sicológica, que cabía dentro de los delitos de lesa humanidad por los rastros que dejaban. Seguramente que por eso cada que le hacen un atraco, montan sus parodias con sus teatros isabelinos, y parecidos a las Comedias de Shakespeare.
- Qué vergüenza, me comentó en esos tiempos nuestro "Embrujado", pues sabía que también había familiares en esos entuertos, y eran imaginarios haciendo sus trabajos en donde lo tenían como "Conejillo de Indias", y sabían que los que sufren o alcanzan a llegar a esos estados mentales, se matan o pueden cometer barbaridades. 

Trabajos de inteligencia muy sutiles donde sí se descuida lo acusan de todo lo malo, lo habido y por haber, mientras lo van enredando; y de eso, otro miembro que fue despedido de ese mismo organismo secreto por sus malos actos en el trabajo, eso creo, porque el imaginario del que hablo tampoco lo supo muy bien,  ya se lo había advertido al prestarle una novela donde le contaba cómo podría terminar su vida misma, y algo parecida a la que está viviendo, desde las últimas noticias que supe sobre este. Y es que también era acucioso para enviar sus mensajes. Es curioso porque tiempo después de algunos años, lo vería lo mismo que le hicieron al personaje que digo, y como si tuviera un cáncer. En los mismos años  que en la misma Universidad Libre de Colombia se burlaban porque al leerle las líneas de sus manos, unas compañeras de estudio, que también eran hijas de imaginarios, como si fueran otras extrañas coincidencias, le decían que iba a vivir muchos años, a sabiendas que ya le estaban haciendo el trabajo sicológico en la casa a donde vivía, y adonde un perro casi lo castra, mientras a una familiar que trabajaba en el I.C.C.E. en una caseta cercana del Ministerio de Educación Nacional  de esos tiempos y por los lados del Ministerio de la defensa en el C.A.N. le regalaron dos gaticos ciegos, y fuera de que cada rato le llegaban a preguntar sí estaba, o tenía en venta su casa.  Seguramente que son de los mismos que aquí han tratado mediante atracos y sustos, enloquecer. Así son estos imaginarios tan perspicaces. No sé. 

Bueno, tampoco sé, sí me consideren ido mentalmente por contar este tipo de historias que parecen surrealistas, casi que idénticas a las que nos cuentan grandes escritores. Incluso creo que los novelistas han usado estos recursos para contar sus historias fabuladas. Sí no me creen, no importa. Tengan cuidado, sí les está pasando algo parecido, o si saben que ese mismo trabajo se lo están haciendo a algún conocido de Uds. No son brujos, porque no existen. En un país como el nuestro, la realidad y la ficción a veces se confunden, lo mismo que hacen estos personajes que les digo. Pueden ser ficciones. ¿No? 
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