Según la Biblia, el Arca de Noé encalló en el monte de Ararat cuando las aguas del diluvio universal bajaron. Una paloma le permitió saber que todos estaban a salvo. Algo parecido a lo que sucedió cuando Cristóbal Colón descubrió este continente, y que murió sin saberlo. Otros serían los que continuarían con su obra. En “La Casa Embrujada” pasó algo parecido. Se suponía que tenía un tesoro en esa arca, pues su nombre era el emblema de un legado antiguo, pero en aquel entorno de “Los Centenarios” supusieron que también podrían participar del festín. Por sus vivencias, “El Embrujado” así lo entendió. Era la casa donde más de un cuarto de siglo todos estos vecinos participaron en un complot del que jamás se tuvo noticias, cómo si detrás de todo el enredo que fueron tejiendo muy al estilo de “Los Dioses del Olimpo” pudieran conseguir tesoros antiguos. Así surgieron artemisas y toda una corte de pudorosas y bien trajinadas “Lenguilargas”, sin que se supiera lo que todos ansiaban, porque hasta el propio Noé -un fabricante de sabrosas empanadas- también se percató que ahí también había una posesión de años.
- ¿Y por qué no vende la posesión? Le dijo en una ocasión a “El Embrujado”.
El Arca imaginaria a todos les pertenecía. Fueron muchas las cosas que le sucedieron, y en el que aparecieron personajes de diferentes pelambres, que hasta en la universidad adonde estudió, amigos que antes conoció en Ibagué, fuera de toda una corte de facinerosos que lo rodearon, le recordaron que no era casual que estos imaginarios se hubiesen adentrado en lo profundo de su pensamiento, hasta que aquella casa se convirtió en un suplicio, como si fuera la secuestradora de sus sueños. Allí todos los vecinos resultaron siendo conocidos con sus amigos, y familiares lejanos que nunca intuyó, y fueran en parte los responsables de las persecuciones a que fue sometido. El falso enredo de que estaba detrás de la casa, pues tras ella existían otros tesoros de aquella Arca que tenía historias de legados antiguos. Con el tiempo comprendió lo que el comisario Rincón le quiso contar a su manera. Estaba marcado. Y durante años y años le hicieron creer que era la ley la que lo perseguía.
Fue así, como al ir desenrollando su historia hasta cuando lo enloquecieron, entendió parte de otra realidad. Era una familia que hablaba mediante ventrílocuos y especialistas en el arte de enloquecer en un vecindario que le resultó hostil con la llegada de otros cazadores muy al estilo de las historias que se tejen alrededor de la conquista del oeste, y así captó que sus primitivos amigos eran hijos de otros imaginarios que tenían una historia de él posiblemente desde antes de nacer. Y por esos extraños enredos de familias, adonde fuera estaban otros detrás de esa arca que según nos cuenta la leyenda estaban los tesoros que a tantos atraía. No en vano a la vuelta de los años, al regresar obligado a “La Casa Embrujada” en un estado mental indescriptible, desataron toda su furia los perseguidores que lo amenazaron de todas las formas posibles, que incluso creyó que allí moriría cada que estos le enviaban mensajes, o le timbraban a la media noche para que saliera, o lo provocaban en cualquiera de los sitios que acostumbraba a frecuentar. Lo querían ido mentalmente para siempre. Y sus componendas y sus maneras astutas de actuar las fueron cambiando mediante gestos hilarantes, en donde “Voz de Humo” se convirtió en su sombra cada que salía, mientras los comerciantes se burlaban en los negocios del sector cuando entraba, hasta hacerlo en la mayor parte de la metrópoli, para que no regresara a la realidad. Hubo un tiempo en que antes de volver había perdido el sentido del habla y la razón completamente. En el Lago Timiza en unos contratos con “El Estado” desde la oficinista que lo atendía, o el abogado encargado de revisar sus contratos, hasta aquellos colaboradores inescrupulosos, se burlaron de lo lindo. Colocaban rejas adonde no tenían que hacerlo, desafiaban a que se podían quedar con todo, hasta que un Aldana misterioso lo llevó, en un cambalache que hizo de un apartamento de una herencia por una casa, hasta Bella Vista. Y allá fue agredido y robado por rufianes que parecían saber quién era. Un vecino legendario y gendarme lo acusaba de haber roto su tubería, mientras dejaba su revólver colgado y a la vista en su tienda. Casa que tuvo que dejar para salvar su vida. El nombre del barrio, se le parecía a la ciudad de un proyecto de novela que el comisario le había dictado a cuenta gotas en Venezuela, y que se trataba sobre lo que tuvo que hacer el personaje para salvar a un país. Lo sabían todo, y le hacían creer que era por esto. Lo estaban enloqueciendo. Escuchaba voces. Y en medio de esos contratos infernales que hizo con el “Bienestar Social del Distrito”, en el hospital de la Hortúa quedó durante algunos meses exangüe con la columna vertebral fracturada, luego que sus taimados y mendaces perseguidores se ocultaban. Así fue como tuvo que llegar a aquella casa en donde los que se querían quedar con todo usaron los más vulgares métodos de sicología en medio de una pesadilla fatal, y en la que casi pierde la vida. Ni siquiera el consuelo de que le quitaran las varillas en la columna vertebral se lo permitieron los perseguidores porque no lo merecía. “Las Lengüitas” o “Lengüilargas” que como orfebres en ese arte sutil de intimidar y enloquecer fueron regando la voz, mientras a diario trataban de evitar que consiguiera el sustento. A veces una de ellas lo esperaba muy cerca de la casa en asocio de sus fieles vecinos, que como si estuvieran asistiendo a una procesión en plena calle, ya sabían por dónde pasaría. Cuando quiso hacer su primer curso virtual en un café internet fue bloqueado y amenazado de tal manera, que al salir por la mañana Noé lo esperaba y le hacía señas desde lejos con una botella de cerveza Aguila. “Voz de Humo” frecuentemente le dejaba una de estas a la salida, y así se convirtieron en los nuevos dioses que sí querían, no lo dejaban dormir porque incluso recién llegado organizaron un festín con todos los vecinos del barrio en aquel callejón sin nombre. Si afuera llovía en aquella casa no escampaba. Y así mediante gestos, otros dejaban en la salida salivas teñidas de rojo bermejo, para que entendiera la amenaza embustera y traicionera, y así sutilmente se lo decían. Eran recursos de actos ventrílocuos, en la cual se creyeron que terminaría loco. No entendía. Es más, siempre había sido así, y para eso se habían inventado miles de historias suyas como si en verdad fuera un enemigo público. Claro que ya había sido zaherido luego que en ese otro país hermano también se lo hicieron saber, muy a pesar de que el comisario Rincón se lo advirtiese. Solo cuando recordó muchos años después una historia antigua, supo que fue víctima de forma ininterrumpida de un extraño complot por cuenta de estos personajes misteriosos que en realidad no eran más que el producto de la deformación mental en las que había caído.
- ¿Y por qué no vende la posesión? Le dijo en una ocasión a “El Embrujado”.
El Arca imaginaria a todos les pertenecía. Fueron muchas las cosas que le sucedieron, y en el que aparecieron personajes de diferentes pelambres, que hasta en la universidad adonde estudió, amigos que antes conoció en Ibagué, fuera de toda una corte de facinerosos que lo rodearon, le recordaron que no era casual que estos imaginarios se hubiesen adentrado en lo profundo de su pensamiento, hasta que aquella casa se convirtió en un suplicio, como si fuera la secuestradora de sus sueños. Allí todos los vecinos resultaron siendo conocidos con sus amigos, y familiares lejanos que nunca intuyó, y fueran en parte los responsables de las persecuciones a que fue sometido. El falso enredo de que estaba detrás de la casa, pues tras ella existían otros tesoros de aquella Arca que tenía historias de legados antiguos. Con el tiempo comprendió lo que el comisario Rincón le quiso contar a su manera. Estaba marcado. Y durante años y años le hicieron creer que era la ley la que lo perseguía.
Fue así, como al ir desenrollando su historia hasta cuando lo enloquecieron, entendió parte de otra realidad. Era una familia que hablaba mediante ventrílocuos y especialistas en el arte de enloquecer en un vecindario que le resultó hostil con la llegada de otros cazadores muy al estilo de las historias que se tejen alrededor de la conquista del oeste, y así captó que sus primitivos amigos eran hijos de otros imaginarios que tenían una historia de él posiblemente desde antes de nacer. Y por esos extraños enredos de familias, adonde fuera estaban otros detrás de esa arca que según nos cuenta la leyenda estaban los tesoros que a tantos atraía. No en vano a la vuelta de los años, al regresar obligado a “La Casa Embrujada” en un estado mental indescriptible, desataron toda su furia los perseguidores que lo amenazaron de todas las formas posibles, que incluso creyó que allí moriría cada que estos le enviaban mensajes, o le timbraban a la media noche para que saliera, o lo provocaban en cualquiera de los sitios que acostumbraba a frecuentar. Lo querían ido mentalmente para siempre. Y sus componendas y sus maneras astutas de actuar las fueron cambiando mediante gestos hilarantes, en donde “Voz de Humo” se convirtió en su sombra cada que salía, mientras los comerciantes se burlaban en los negocios del sector cuando entraba, hasta hacerlo en la mayor parte de la metrópoli, para que no regresara a la realidad. Hubo un tiempo en que antes de volver había perdido el sentido del habla y la razón completamente. En el Lago Timiza en unos contratos con “El Estado” desde la oficinista que lo atendía, o el abogado encargado de revisar sus contratos, hasta aquellos colaboradores inescrupulosos, se burlaron de lo lindo. Colocaban rejas adonde no tenían que hacerlo, desafiaban a que se podían quedar con todo, hasta que un Aldana misterioso lo llevó, en un cambalache que hizo de un apartamento de una herencia por una casa, hasta Bella Vista. Y allá fue agredido y robado por rufianes que parecían saber quién era. Un vecino legendario y gendarme lo acusaba de haber roto su tubería, mientras dejaba su revólver colgado y a la vista en su tienda. Casa que tuvo que dejar para salvar su vida. El nombre del barrio, se le parecía a la ciudad de un proyecto de novela que el comisario le había dictado a cuenta gotas en Venezuela, y que se trataba sobre lo que tuvo que hacer el personaje para salvar a un país. Lo sabían todo, y le hacían creer que era por esto. Lo estaban enloqueciendo. Escuchaba voces. Y en medio de esos contratos infernales que hizo con el “Bienestar Social del Distrito”, en el hospital de la Hortúa quedó durante algunos meses exangüe con la columna vertebral fracturada, luego que sus taimados y mendaces perseguidores se ocultaban. Así fue como tuvo que llegar a aquella casa en donde los que se querían quedar con todo usaron los más vulgares métodos de sicología en medio de una pesadilla fatal, y en la que casi pierde la vida. Ni siquiera el consuelo de que le quitaran las varillas en la columna vertebral se lo permitieron los perseguidores porque no lo merecía. “Las Lengüitas” o “Lengüilargas” que como orfebres en ese arte sutil de intimidar y enloquecer fueron regando la voz, mientras a diario trataban de evitar que consiguiera el sustento. A veces una de ellas lo esperaba muy cerca de la casa en asocio de sus fieles vecinos, que como si estuvieran asistiendo a una procesión en plena calle, ya sabían por dónde pasaría. Cuando quiso hacer su primer curso virtual en un café internet fue bloqueado y amenazado de tal manera, que al salir por la mañana Noé lo esperaba y le hacía señas desde lejos con una botella de cerveza Aguila. “Voz de Humo” frecuentemente le dejaba una de estas a la salida, y así se convirtieron en los nuevos dioses que sí querían, no lo dejaban dormir porque incluso recién llegado organizaron un festín con todos los vecinos del barrio en aquel callejón sin nombre. Si afuera llovía en aquella casa no escampaba. Y así mediante gestos, otros dejaban en la salida salivas teñidas de rojo bermejo, para que entendiera la amenaza embustera y traicionera, y así sutilmente se lo decían. Eran recursos de actos ventrílocuos, en la cual se creyeron que terminaría loco. No entendía. Es más, siempre había sido así, y para eso se habían inventado miles de historias suyas como si en verdad fuera un enemigo público. Claro que ya había sido zaherido luego que en ese otro país hermano también se lo hicieron saber, muy a pesar de que el comisario Rincón se lo advirtiese. Solo cuando recordó muchos años después una historia antigua, supo que fue víctima de forma ininterrumpida de un extraño complot por cuenta de estos personajes misteriosos que en realidad no eran más que el producto de la deformación mental en las que había caído.
Todos argüían lo mismo.
- ¡Mentiras Frescas! Les gritó.
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